martes, 29 de agosto de 2017

Agua caliente.

Ahora mismo desearía ser como Bukowski, aunque soy más bien como uno de sus personajes.
Alguien estúpido, un borracho que no tiene ni idea de la vida ni del amor.


¿Dónde está la princesa de la que hablan los cuentos? Y ?por qué no soy un jodido caballero?
Yo también quiero ser un héroe valiente y apuesto, alguien que coma perdices junto a una buena esposa y gobierne en un pequeño reino de la frondosa Selva Negra, que ni es negra ni es selva.
¡Hasta en eso nos mienten! ¿Por qué “Selva Negra”? ¡Si es un maldito bosque verde!


En fin, el mundo está lleno de imbéciles y yo sé que soy el primero de ellos.


Hace mucho tiempo que dejé de escribir en negro o en azul, supongo que quería destacar en algo. Tampoco me casé.
No he conseguido entender el amor, y nadie me lo ha explicado nunca.
Yo, simplemente, viajaba de cama en cama, de labios en labios, en un sucio deportivo europeo de tercera o cuarta mano.
Aunque a veces pienso que ese montón de chatarra con ruedas es igual que yo. Algo que nadie quiere. Creo que ni yo le quiero, pero tampoco hay nada mejor.


Bueno, sí que hay algo mejor: una ducha con agua caliente.
¿Saben? Hay tres cosas de las que no podemos huir una vez las hemos probado, tres cosas a las que, de una manera u otra, nos volvemos adictos:
Sexo, alcohol y una ducha con agua caliente.


Y es curioso, porque nadie piensa nunca en el agua caliente, pero es ella quien nos eleva al cielo después de un largo día de trabajo invernal, o quien nos permite pasar menos calor en un caluroso día de verano (esto no lo sabían, ¿verdad?).


Pero, sin duda, lo que más me calienta es el destino.
Todo el maldito mundo tiene sueños, un camino hecho a medida para ellos.


Pues bien, yo creo que lo que me depara el destino es morir en un jodido hospital, mientras en mi cabeza suena “Knocking on Heaven’s Door” interpretado por Dylan y el techo de la habitación se va volviendo borroso hasta que se vuelve una simple mancha translúcida.


Bueno, no estoy seguro de si eso es mi muerte o un orgasmo después de machacármela en mi habitación.
No sé, creo que ambas situaciones son igual de repugnantes.

Me iré a dar una ducha caliente.