viernes, 28 de abril de 2017

Carta I.

Arranqué la hoja de mi vieja máquina de escribir y decidí que si quería plasmar aquellas palabras, debían ser escritas dé la forma más noble y ancestral posible.

Le di la vuelta al folio, ocultando así cualquier diminuto rastro mecanografiado.
Alcé la mano y abrí el estuche. Cogí aquella vieja Inoxcrom que mi padre me regaló hace años, cuando empezaba en el oficio de la escritura; y me enfrenté al papel.

No sabía muy bien por dónde empezar, así que dejé que la estilográfica hiciera, una vez más magia, y resolviera por mí el problema.

Querida Matilde,
Me veo forzado a recurrir a ti.
No quiero ocasionarles ningún infortunio ni a ti ni a tu esposo, pero la situación lo reclama.

Necesito que me consigáis algo más de información.
¿Quién es ese tal Basilio y por qué está tan cerca de Cristina últimamente?

Necesito un poco más de tiempo para acallar mis inseguridades.
Gracias.

Ignacio P. Sarmiento.

Leí y releí aquella carta con el temor de quien ve sus tierras peligrar y reuní el coraje suficiente para enterrarla en un sobre con el destino:
Calle Santa María, 2.

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