viernes, 5 de mayo de 2017

Carta II.

Pasaron dos largas semanas desde enviar carta al recibir la respuesta.
Estaba escrita con una preciosa caligrafía roja sobre un papel adornado con motivos románticos.
Sin duda, para Matilde no era más pasatiempo.


Querido Ignacio,
No es molestia ayudarle en este negocio tan vital para usted como para mí.


El señor Basilio es un caballero de la alta sociedad barcelonesa, que  está aquí de visita para cerrar unos negocios.


La razón de su acercamiento a Cristina es burocrática, pues ella es la encargada de enseñarle la ciudad.
Sin embargo, parece que el empresario quiere algo más que una guía turística guapa.


Dese prisa en actuar, mi querido amigo.
Las apuestas van en su contra.


“No temas caer, o jamás te levantarás. “


Matilde Marcedí.


Aquella última frase me recorrió la mente durante horas, revolviendo mis temores.


Esa noche no pude dormir.
La imagen de Cristina paseando del brazo del señor Basilio me repugnaba.
Salí de la cama en busca de un vaso de agua. Lo llevé de la cocina al baño y me miré al espejo.
Estaba pálido, de miedo y de asco.
Bebí un buen trago y alcé, de nuevo, mis ojos al cristal.

Me concentré en mi mirada y me dije a mí mismo que ya era hora de levantarse.

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