viernes, 22 de abril de 2016

El sueño.

Era un caluroso y soleado día de verano, de hecho, la última semana había sido igual. Radiante y ardiente, como si de un dragón ardiente se tratara, el sol escupía en lugar de rayos chorros de fuego. 

Llevaba varias semanas en alta mar, buscándola. Había salido de una pequeña caleta de la costa mediterránea en un día de luna llena. Pero ya estaba próxima la luna menguante. 
En todo ese tiempo atravesó las Columnas de Hércules, guiándose gracias a un viejo mapa de la época de los más grandes sabios.

Soportó tormentas y venció en una lucha sin cuartel a los monstruos de la razón que atentaban contra su sueño. La buscaba, como muchos otros antes que él; sin embargo él se lo había jugado todo por ella. La deseaba con todo su ser. Era un hombre codicioso. 

En una de las muchas noches que pasó bajo aquel manto de estrellas tuvo la visita de su mujer, que le pedía que volviera con ella, que olvidara aquella vieja leyenda para niños y regresara a aquella vieja ciudad donde sus sueños no eran más que ilusiones rotas.
Otra noche, esta vez más fría y tenebrosa que la anterior fue un ser extraño quien desembarcó en su sueño. Era mitad hombre, pues tenía piernas y brazos; pero también poseía branquias y escamas y portaba un tridente. Se hacía llamar Poseidón, pero poseía el rostro de su hijo.
Él le advertía del peligro que corría si la encontraba. "Muchos han sido los valientes que la han buscado. Ninguno de ellos ha sobrevivido. Vuelve, aún estás a tiempo."
Pero ninguna de aquellas apariciones le hicieron cambiar el rumbo. La amaba. 

Muchos no hubieran apostado ni un mísero céntimo por él, pero pasaron varias semanas hasta que por fin estaba sobre el lugar que tantos años había deseado. La había encontrado. 

Se armó de valor y cogió su submarino. Tardó unos minutos en llegar a la profundidad adecuada y una vez allí, bajo el mar, pudo contemplar uno de los mayores secretos que jamás serán descubiertos. 
Se acercó lentamente y cuando casi podía tocarla, empezó a desvanecerse. 
Las luminosas luces azuladas dieron paso a la oscuridad, y aquella silueta de perfección desapareció. 


"Buenos días cariño" escuchó, y al abrir los ojos supo que todo había sido un sueño. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario