martes, 26 de julio de 2016

Tributo.

El día se consume, como esa vela que queda encendida en mitad de la tarta.
Es cuestión de tiempo que se apague, que la noche llegue.

Las cenizas darán lugar a las estrellas, y esa vela olvidada será el faro que alumbra el mar. Será mi Luna, la que me guiará entre la humanidad. [...]

Ocurrió lo inevitable.
Llegó la noche, se apagó la vela y se encendió el faro.
Su luz me guía, me conduce y me protege.
Pero también me da esperanzas, porque si luz me recuerda a la del Sol, y es entonces cuando entiendo que es él.

Uno me guía durante el día y el otro me protege por la noche.

Os echo de menos abuelos, pero me queda el consuelo de que ahora estáis en el lugar que se os prometió.
Cuidaos.

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