sábado, 26 de marzo de 2016

El tiempo.

Aquella no sería una moche especial de no ser por el hecho de que el reloj se adelantaría. Tal vez ese gesto sería algo insignificante, sin importancia; pero él tenía el poder de ver en los pequeños gestos de la vida mucho más allá.

El reloj marcaba la 1:57, faltaban tres minutos para la hora "h" y fue entonces cuando de su cabeza brotó la idea del tiempo. ¿Qué era el tiempo?
Para algunos autores clásicos, el tiempo era algo lineal, para otros, era un bucle que se repetía. Para los científicos contemporáneos, una dimensión. Para él y para muchas personas, una deuda.

Todo el mundo desea tener más tiempo, es algo muy valioso, tanto, que incluso los sabios de las épocas más remotas se dieron cuenta: "El tiempo es oro".

Repitió aquella frase en voz alta un par de veces, mirando a la nada. Después otras tantas para sus adentros, y entonces supo que el mayor anhelo del hombre era de poder manejar el tiempo nunca sería posible, por mucho que adelantaran o retrasaran las horas.

El tiempo era el instrumento que organizaba el resto de cosas. No se podía manejar, pues siempre avanzaba hacia delante sin la capacidad de retroceder o viajar hacia el futuro.

Aquel era su secreto más preciado, y sólo lo conocían su viejo reloj y él.

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