lunes, 1 de febrero de 2016

La decisión


 Y llegó el momento de decidir. Tras meses duros de indecisión, tendría que elegir, su afición o su función. Era una difícil elección.
Era el primero de varios, y todas las miradas estaban puestas en él. Nadie quería condicionarle, pero la apuesta era clara.
Su vida se basaba en pensamientos, pero la realidad no se basaba en fantasías de locos. Su decisión era difícil, su visión fue cambiando a lo largo de los años. Su objetivo era ayudar, pero la madurez te cambia los sueños y las metas. Hay muchas de formas de ayudar, aunque no todas dan tanto potencial económico.
El problema de esa sociedad es que valoraba más el dinero que el pensamiento. Es más fácil dirigir a un grupo de cabras que a personas formadas.
En su cabeza, muchas cosas, y entre ellas, no decepcionar a su familia. Pero eso no estaba en su mano, si elegía “lo correcto” tal vez se equivocaría, y si elegía la apuesta arriesgada, lo más probable es que se estrellara.
¿Cuál era la opción menos mala? Debía elegir, no solo entre lo que querían los demás, sino ¿qué quería él? ¿Su hobby desde pequeño o su hobby de mayor? Era una difícil decisión, y nadie podía tomarla por él.             

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